
Asombrado y maravillado: ciencia, humanidad y Jesús
¿Qué pistas teológicas proporciona el Salmo 8 sobre el creador, la creación, la dignidad de los humanos, el valor de la ciencia y la persona de Jesús?
Gustavo Sobarzo nos lo explica en este artículo del blog, que ha sido adaptado de una charla que dio a jóvenes investigadores en la Iniciativa Logos y Cosmos (ILC). Médico veterinario de formación, Gustavo ha pasado más de 15 años como profesor de microbiología veterinaria, al tiempo que prestaba sus servicios al movimiento nacional IFES en Chile, primero como obrero y más tarde como secretario general. Ahora trabaja como coordinador de formación de primer nivel para la ILC en América Latina. Actualmente, reside en Santiago de Chile.
Siempre me ha gustado el Salmo 8. Es uno de los salmos que aprendí de memoria desde muy pequeño. Me ayuda a expresar los sentimientos de perplejidad que experimento cuando pienso en Dios y en su relación con nosotros.
Sabemos que este salmo fue escrito por David, pero no sabemos mucho sobre las circunstancias. Sin embargo, sin duda nos habla de un rey que reconoce el señorío de Dios por encima de su propia autoridad. Nos da algunas pistas teológicas interesantes sobre el creador, la creación y cómo podemos entender a ambos.
Asombro ante Dios y su creación
¿Qué es lo que más te llama la atención de la creación de Dios? ¿Has visto alguna vez algo que simplemente te haya dejado boquiabierto y te haya hecho maravillarte ante la inmensidad de Dios?
A mí me ha ocurrido muchas veces. Pero hay tres recuerdos que sobresalen:
Una vez estaba volando desde el norte de Chile a la capital, Santiago. Era de noche, y por la ventanilla podía ver la cordillera, el altiplano o meseta andina, iluminada por los relámpagos de una tormenta. Me sobrecogió mi pequeñez y la belleza del espectáculo.


El segundo fue durante el nacimiento de mis tres hijas. Mientras las tenía en mis brazos, me conmovía la belleza de cada pequeña criatura que venía al mundo, sabiendo que había nacido en el corazón mismo de Dios.
El tercero fue cuando estudié para ser veterinario y microbiólogo. Mis estudios consistían en desentrañar la verdad de Dios escrita en la vida misma. Alabé a Dios mientras aprendía sobre los genes, la síntesis de las proteínas, las funciones de las bacterias y las células animales, etcétera. Y sigo asombrándome de mi disciplina mientras enseño microbiología y trabajo en el laboratorio.
¿Cuáles son tus momentos de asombro y de admiración? ¿Cuándo has visto o comprendido algo que te haya impulsado a alabar al Señor por lo que ha hecho?
David nos da voz aquí, y canta en el versículo 9: “¡Qué majestuoso es tu nombre en toda la tierra!”.
La gloria del Señor se extiende por toda la tierra, por todo el universo, en todo lo que vemos y en todo lo que no vemos.
Tanto los creyentes como los ateos se quedan perplejos al observar la creación. Qué bendición es para los que tenemos el don de la fe poder dar una explicación, o más bien un rostro, a quien nos permite ser testigos de tanta maravilla.
La ciencia es una forma de conocer a Dios
Para David, en el verso 3, lo que gatilla su alabanza, es la observación de los cielos, la luna y las estrellas. Nos recuerda lo importante que es observar la creación. Nos habla de Dios. El autor distingue claramente la creación del creador y no cae en la tentación de alabar la propia creación.
Una de las ideas centrales que los catalizadores (participantes) aprenden en su formación de ILC es que hacer ciencia es conocer y comprender mejor el mundo creado por Dios. A Dios le gusta que participemos en investigaciones y descubrimientos científicos. La investigación científica no es contradictoria con la creencia en Dios.
Desde hace aproximadamente un siglo, se ha propuesto una lucha artificial entre ciencia y fe, como si ambas fueran incompatibles. Nada más lejos de la realidad.
Salmo 8 – Un salmo de David
1 Oh Señor, Soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
2 Por causa de tus adversarios
has hecho que brote la alabanza
de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho,
para silenciar al enemigo y al rebelde.
3 Cuando contemplo tus cielos,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que allí fijaste,
4 me pregunto:
«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?»
5 Pues lo hiciste poco menos que Dios,[d]
y lo coronaste de gloria y de honra:
6 lo entronizaste sobre la obra de tus manos,
todo lo sometiste a su dominio;
7 todas las ovejas, todos los bueyes,
todos los animales del campo,
8 las aves del cielo, los peces del mar,
y todo lo que surca los senderos del mar.
9 Oh Señor, Soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
Muchos científicos somos cristianos y, para nosotros, dedicarnos a la ciencia es una forma de honrar a nuestro creador. El científico y el teólogo tienen mucho en común. Mientras que el teólogo realiza una exégesis de las Escrituras, para conocer mejor a Dios y su obra, muchos científicos cristianos realizan una exégesis de la creación, con el mismo propósito.

La dignidad del ser humano
Este salmo aborda una cuestión central y muy relevante: ¿Qué son los seres humanos? En el versículo 4, David pregunta al Señor: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?».
Cuando contemplamos el universo, no somos más que motas de polvo. ¿Te has sentido así alguna vez cuando eras niño? La pregunta de David es justa. Y me encanta la forma en que se responde a sí mismo a través de su diálogo con el Señor.
Aunque los seres humanos seamos tan insignificantes en apariencia, hay algo especial en nosotros como creación de Dios. Dios hizo a los seres humanos un poco más bajos que un ángel. Otras versiones de la Biblia dicen que el Señor ha hecho a los humanos un poco más bajos que un dios.
Las personas son el reflejo (la imagen) de Dios en la Tierra. ¿Qué significa esto? ¿Una imagen física? No. Se refiere a que Dios ha investido a hombres y mujeres de autoridad sobre el resto de la creación. Para ser mayordomos.
Por desgracia, el mandato de “gobernar” la creación se ha malinterpretado a menudo. El pecado nos ha convertido en imágenes rotas de Dios. En lugar de administrar y cuidar, hemos destruido la creación. Además, hemos deshumanizado a nuestros semejantes en todos los sentidos, olvidando que todos somos imágenes de Dios.
El mundo nos presiona para que nos despersonalicemos. A transformarnos en números, en consumidores, en objetos poseíbles. Los niños en el vientre de sus madres son reducidos a meras células. A los ancianos se les considera una carga. A los encarcelados se les priva de toda esperanza.
Por eso es una tragedia que en nuestros países latinoamericanos los niños se estén convirtiendo en criminales, en seres entrenados para matar y para conseguir lo que quieran a cualquier precio. Es una tragedia porque ellos también son la imagen de Dios. También son aquellos por los que el Señor pagó con sangre en la cruz. Al permitirlo, nuestro pecado -como comunidad- es muy grande.
Un salmo profético
El Salmo 8 tiene también una dimensión profética. En el versículo 2, David dice: “Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde”.
Esto dice una gran verdad. Los niños, a los que hoy nuestra sociedad está desplazando y olvidando, no tenían ningún valor en los tiempos bíblicos. Lo que dijera un niño tendría poca o ninguna importancia, y sin embargo es de los niños de donde surge la alabanza profunda.
Y luego el salmo habla de los enemigos del Señor. Este salmo se cumplió cuando Jesús entró triunfalmente en Jerusalén. Mateo 21:15-16 describe cómo los sumos sacerdotes y los maestros de la ley se indignaron al ver a los niños que gritaban alabanzas a Jesús en los atrios del templo. En respuesta, Jesús citó el versículo 2, diciendo “¿No habéis leído nunca: has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho?”
Tal como predijo el salmo, fueron los niños quienes avergonzaron a los educados.
Más tarde, el autor de Hebreos se refiere también a los versículos 6-8 de este salmo, para destacar la soberanía y la humanidad de Jesús:
En el segundo capítulo del libro de Hebreos, el autor cita también el Salmo 8, diciendo: “…vemos a Jesús, que por un poco de tiempo fue hecho inferior a los ángeles, coronado ahora de gloria y de honra por haber padecido la muerte. Así que, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos”.
El autor de Hebreos utiliza este pasaje para afirmar que Jesús es el ser humano por excelencia. Jesús es, pues, el cumplimiento profético del Salmo 8.
Preguntas y proyectos
- ¿Te asombra el poder de Dios en la creación? ¿En tu propia vida? ¿Lo reconoces como Señor de todo?
- ¿Te percibes como “poco menos que un ángel”? ¿Eres consciente de lo valioso o valiosa que eres para Dios? ¿o te cuesta trabajo creer esta verdad?
- ¿Percibes a quienes te rodean como imágenes de Dios? ¿Eres capaz de ver la dignidad y valor de cada persona? ¿Qué te ayudaría a hacerlo mejor?
Muchas de las realidades comentadas anteriormente se reflejan en los proyectos que los jóvenes académicos de la ILC están desarrollando en su universidad en colaboración con sus movimientos nacionales IFES. Estos catalizadores están aunando la teología y las ciencias en proyectos que pretenden ayudarnos a comprender la creación de Dios, al tiempo que promueven la dignidad de todo ser humano y ayudan a la creación a florecer, incluidas nuestras sociedades. Descubre más sobre los proyectos ILC del año pasado aquí y ve nuestra galería de fotos de los proyectos aquí. Sigue pendiente de las últimas novedades de los nuevos proyectos que están por llegar en junio.
Créditos de las fotos:
Foto de tormenta eléctrica de Josep Josep Castells – Unsplash; Foto de la placa de Petri de Adrian Lange – Unsplash; Pies de bebé foto de Marcel Fagin – Unsplash